martes, 12 de noviembre de 2013
¿Tú también has querido decir algo a alguien que sabes que no volverás a ver jamás?
Yo he tenido esa sensación, que algo te quema por dentro y aun que sepas por qué es, también sabes que ya es tarde. Que cuando la gente dice que nunca es demasiado tarde solo dicen una parte de la verdad ¿Qué haces cuando te quedaron cientos de cosas por decir? La respuesta es, nada. Solo puedes reprimir tus sentimientos y ahogar tus palabras en un silencio interminable. Pero es curioso que en esos momentos de frustración e impotencia encontremos en el silencio un santuario y en el viento el transporte necesario para nuestra conversación pendiente. Creo que es una bonita forma de sentirnos agusto con nosotros mismos. Sacar esa incredulidad del ser humano que nos hace creer en cosas tan místicas e inexplicables para hacernos sentir mejor. Ser capaz de huir de esos miedos presentes cada día
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