Me levanto por la mañana sin ningún tipo de pereza. Tengo ganas de llegar a clase para verle ¿A quién? Al chico más especial jamás imaginable. El chico 10 ni más ni menos. No tiene ningún defecto menos que no es capaz de ve que estoy ahí pero pasando eso por alto… lo dicho, ningún defecto.
Me empiezo a vestir, me decido por unos pantalones cortos verdes, una camiseta básica de tirantes rosa fucsia y unas sandalias de tiras verde, rosa y amarilla.
Me había convencido, en cuanto le vería le iba a decir lo mucho que me gustaba.
Comienzo a alisarme el pelo, me pongo unos pendientes rosas y finalmente me coloco el reloj.
Salgo de mi casa pensando únicamente en la mejor manera de decírselo. Mi pensamiento es el mismo una y otra vez. Ando despistada y tropiezo sola hasta el punto de que casi me caigo al suelo pero un amigo de mi chico 10 me ayuda a no caer.
Llego a clase y confieso mi intención a mis amigas. Intentan que las cuente lo que tengo preparado para él pero no pueden.
Empieza la primera clase y él no está. El profesor ya está sentado cuando llaman a la puerta, era él. ‘‘Menos mal porque hoy no podía faltar’’ pensé. El profesor le deja entrar en clase, se sienta dos filas más adelante que la mía. Parece que anda a cámara lenta hasta que por fin llega a su silla. La clase comienza, para mi total decepción el profesor está hablando durante toda la hora. ¿Es eso posible, estar una hora entera sin parar de hablar? Pues resulta que en mi instituto sí, que desesperación. Pero las constantes miradas con mi chico 10 me servían para soportarlo. Finaliza la clase, todo el mundo se va al gimnasio rápidamente, él sale antes que yo y no tengo tiempo para hablar con él. Aunque no me preocupa la mañana va viento en popa.
En gimnasia no hacemos nada en especial, los chicos juegan a fútbol y las chicas nos escabullimos poco a poco hacia los vestuarios. Ya sabía cuando se lo iba decir, después del recreo.
En el recreo aproveché para ir a comprar gominotas y un paquete de chicles. Vuelvo a clase normal y sonriente porque en esa clase me toca sentarme junto a él.
La profesora llega nos manda sentarnos, escribe algunos ejercicios para realizar en la pared y se sienta mientras lee una revista. Estoy escribiendo cuando oigo un susurro en mi oreja diciendo ‘‘ me gusta mucho tu pantalón’’, era él. Se lo iba a decir pero una de mis amigas me interrumpió con una nota. No me apetecía leerla pero mi amiga estaba detrás y no dejaba de darme patadas en la silla, así que accedí a leerla.
No le digas nada porque antes ha pedido salir a Carla
Rompí la nota en cuanto la leí y miré hacia el lado contrario del que estaba él. Él no sabía que me pasaba y se comportaba normal, como un amigo pero en ese momento me di cuenta de que yo jamás podré ser su amiga. Intenta darme conversación pero yo le corto, no me apetecía hablar con él y solo esperaba que la hora terminase lo antes posible. Para mi desgracia él me pregunto la pregunta que más me podía costar responder: ¿Te pasa algo?
Intenté hacer como si no le hubiese oído pero me golpeo con un dedo en la espalda. Me lo volvió a decir y yo le tuve que responder que me dolía la cabeza aunque en realidad lo que me dolía era el corazón. Saber que la persona a la que quieres, quiere a otra persona.
Se preocupa por mí y pregunta que si quiero llamar a mis padres pero rechazo las ayudas. El resto del día permanezco ausente en las clases pensando la suerte que tiene Carla de salir con él. Lo peor es que él y yo somos amigos y creo que no podré soportar nunca ver como besa a otra chica que no soy yo.