Al día siguiente me arrepentí de haber quedado con todos, de no ser que había estada insistiendo toda la noche y fue a buscarme a casa no hubiese ido.
Raúl me estaba dejando impresionada. Nunca me había dado cuenta de que era un amigo de verdad hasta ahora.
Iba con él por la calle.
-¿Va a venir también él?
-Por lo que tengo entendido, sí.
-¿Ha hablado algo contigo de lo que le dije ayer?
-Le intenté sacar el tema pero me dijo que no quería hablar de ello.
-Siento no hablarte de otra cosa pero es que no tengo muy claro que hacer al verle.
-No te preocupes Sara, te comprendo. Si luego te sientes incómoda dímelo y me voy a dar una vuelta contigo. Si quieres, claro.
-Por su puesto que sí.
Me miró como nadie antes me había mirado. Cosa que me encanto, fue una mirada de cariño y sus ojos resplandecían. Me dejo abrumada con su sonrisa. Por unos instantes sentí unas ganas locas de besarle y creo que él también sintió ese impulso y por eso interrumpió el silencio.
Una parte de mí se tranquilizó pero otra parte seguía con unas ganas tremendas de… ¡¡BESARLE!! Estaba descuadrada.
-Mira, ahí están todos.
-Sí, si… ya veo.
Saludé a todos y por un momento saque de mi cabeza Raúl y dirigí mi mirada hacia Marcos. Las dudas tomaron el poder de mi mente. ¿Iba a cambiar nuestra amistad? ¿Me odiaba? ¿Sentiría él algo?
Esas preguntas y otras muchas rondaron mi cabeza durante los instantes más largos de mi vida. Estaba en un trance mirándole. Ese trance fue interrumpido cuando él me llamo.
-Sara, ¿puedes venir unos segundos?
-Claro.
Raúl me siguió con la mirada, a la vez lanzó una mirada a Marcos que no supe muy bien como interpretar.
Marcos me llevó a un parque alejad de donde estaba el resto. No sabía muy bien que cara poner, como actuar… era como si jamás hubiese hablado con él.
-Haber Sara, creo que tenemos que hablar sobre lo que me dijiste ayer porque no es justo para ti que la cosa se quede así.
-Agradezco tu consideración, creo.
Él no pudo contener una pequeña risa.
-Creo que no te correspondo.- pese que me lo esperaba me siguió decepcionando pero conseguí permanecer firme.-Pero tengo una cosa clara, quiero conservar tu amistad.
-Vale me parece bien, porque lo que no quería es que nada cambiase.
No pude permanecer mas allí, los dos nos habíamos quedado totalmente callados inmóviles en un silencio que dolía. Ese silencio hizo más daño que ninguna otra palabra y preferí irme.
Durante mi marcha las lágrimas se hacían cada vez más presentes en mi rostro. Raúl me llamo pero no quería que me viese llorar y decidí correr sin rumbo. Huyendo hacia algún sitio en el que sentirme un poco segura sin mucha gente, sin la compañía de nadie más que del viento y quizá el sonido de la brisa marina.
Fui al lugar donde le dije a Marcos lo que sentía, era el sitio más bonito que conocía. Posiblemente ese se podría considerar como mi lugar en el mundo.
No podía más, me senté en las rocas. Miré mis pies, había ido corriendo con las chanclas y me había hecho pequeñas heridas en el pie.
-Sara, te estaba llamando…
-¿Te ha dicho algo malo?- no respondí.- Pasa de él es un completo imbécil.
-¡Jope Raúl es que no me ha dicho nada malo! Me ha dicho lo que yo ya sabía lo que pasa es que no lo quería oír.
-¿Puedo hacer algo por ti?
-Pues cuando pase ese tiempo ya sabes donde estoy.
-O quizás sea demasiado tarde.
-Nunca es demasiado tarde Sara.
Me marché a mi casa ya no podía más moralmente, esos días habían estado siendo los más duros que jamás recuerde.