martes, 12 de febrero de 2013
Espejismo
De repente, me dí cuenta de que me había enamorado de una mirada.
De unos ojos que pensé que me dejarían ver a través y así conocer su verdadera personalidad. Cuando sus ojos azules se clavaban en mí y quería hacerme sentir que nunca podría ver así a ninguna chica más. Me enamoré de sus pequitas y esa cara de niño que no rompía un plato. Luego me dí cuenta que todo era pura facha que la persona de la que me enamoré no existía y solo era la sombra de otro de esos chico que toman a una chica como a un premio.
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