-Hola Luci.
- ¡Tami! ¿Dónde estás?- parecía muy alterada.
-En el parque Güells ¿Por qué? ¿Qué te pasa?
-No soy yo, es Óscar.
-¿Qué le ha pasado? ¿Dónde estas?
-Ven ya al hospital por favor, Tami.
-Sí, ahora voy pero dime qué le pasa.
-Te lo explico cuando vengas.
-De acuerdo, ya voy.
Me colgó. Asier se dió cuenta de mi preocupación.
-¿Estás bien Tam?
-No lo sé.
-¿Qué te ha dicho?
-Pues no sé lo que ha pasado pero es Óscar, está en el hospital. ¿Puedes llevarme?
-Claro corre ven que tengo la moto cerca.
-Gracias eres un cielo.
-Tú eres un amor. Y ya sabes que no tienes que darme las gracias por todo.
Subimos en la moto y por primera vez el trayecto me resultó interminable.
-¿Entras conmigo?
-Dudo que quiera verme. Entra tú con Lucía yo te esperaré aquí.
-Eres el mejor.
-No soy ni tu reflejo.
Al entrar al hospital vi a Lucía. Los hospitales no me gustaban nada, tenían algo que me poní los pelos de punta.
-Ya estoy aquí. Explícate.
-¿Recuerda el día de tu cumpleaños cuando Óscar te dijo que te odiaba y todo eso?
-Sí, imposible olvidarlo...
-Era mentira, todo, absolutamente todo.
-¿Cómo?
-Óscar se alejó de ti para no hacerte daño.
-¿Por qué me iba a hacer daño? No entiendo nada
-Tami, esto no es fácil pero es la verdad. Estás enfermo, tiene cáncer.
Me senté en una silla que había en aquella sala. El mundo se me empezaba a venir abajo. No me lo podía creer. ¿Cómo iba a poder morir alguien tan joven?
-¿Dónde está ahora?
Señaló a una de las habitaciones.
-¿Segura que quieres entrar?
-Necesito verle, ¿sabe que he venido?
-No...
-Eso está perfecto.-ironicé.
Llamé a la puesta de aquella habitación, 277.
-Sí, pasa.- era su voz hacía mucho que no la oía pero no era igual que antes.
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