No me lo podía creer estaba sumergida en un sueño y como no lo creía del todo me abalancé sobre mi móvil y comprobé esa llamada. Fue un gran día acorde de la gran persona que es Mateo…
-¡Tata! ¿A qué esperas? Vamos abajo mamá a preparado el desayuno y se va a enfriar.
-Sí, si ya bajo.
Bajé a desayunar pero antes me cambié de ropa, mi madre me echaría una bronca terrible si hubiera bajado en pijama.
Desayuné a toda prisa y me fui a casa de Lucía, ella era mi mejor amiga, mi confidente, siempre que la necesitaba estaba ahí. Fui con ella porque habíamos quedado para pasar un rato de compras por la ciudad.
Íbamos andando por la calle en busca de algún vestido de fiesta para la noche de mi cumpleaños. Estaba todo controlado…
-Mi madre se irá a casa sobre las diez y a esa hora será a la que vaya a cambiarme.
-También hay otra opción cogemos tu vestido y lo cortamos.
-¿Estás loca?
-Cansada, eso es lo que estoy.
Me eché a reír.-Quejica.
-Vale, sí lo soy. ¿Podemos parar a tomar algo?
-Que remedio si no dentro de media hora te veo pagando para que te lleven a cuchus.
La entró la risa, esa risa tan característica suya y tan contagiosa me encantaba.
-Hola chicas.
Nos saludó un chico alto y castaño con el pelo en forma de cresta pero sin estar fijado con gomina, me encantaba ese peinado y solo podía ser un chico, Oscar. Le sonreí mirando a sus enormes ojos verdes.
-Hola Oscar.-dijo Lucía. Yo fui donde él y le di una colleja haciéndome la indignada.
-¿Cuándo me piensas felicitar?
-¡A qué hoy es tu cumple!
-Como si no lo supieras.
-Es verdad, lo sabía de sobra. Felicidades Tami pero no quería felicitarte por Internet por eso he venido después de entrenar aquí, llamé a Lucía para ver donde estabas y así sorprenderte.
Ese chico era el segundo de los tres. Era uno de los mejores nadadores que habían pisado la gran ciudad de Barcelona y era mi mejor amigo, ahí estaba un poco el problema. Le conocía desde que tenía uso de razón había ido conmigo a clase desde preescolar pero fue hace unos 2 años cuando empecé a tener una verdadera amistad con él y eso se debió a que pasé la época más dura de mi vida. La muerte de mi padre junto a mis múltiples inseguridades… él era el único que conseguía hacerme sonreír y desconectar un rato fue mi forma de aferrarme a la vida, me aferré a él. Tenía una personalidad increíble pero en parte temía arriesgar una personalidad por ir más aya pero estábamos en constante tonteo y bromas…
Cuando me dijo eso le abracé.
-Estarás preparado para el festón de esta noche.
-Lucía, ¿no me ves? Nací preparado.
-Sí si mucho dice pero luego nos abandonas bostezando.
-Muy bien Tami, apoyándome.
-¿Con qué esas tenemos? Cuidado a ver si te quedas sin regalo de cumpleaños.
-¿Me chantajeas?
-Solo te advierto.-Me guiñó un ojo.
Me encantaba estar así con él.
-Ya me empezaba a preocupar…
-Bueno chicas me voy a ir ya que solo viene a felicitarte.
-Gracias por lo que me queda.
Oscar y yo empezamos a reírnos.
-Lucía este es mi día.
-Si lo entiendo pero nadie viene a verme a mí.
-Tranquila que cuando empiecen las clases iré todas las mañanas a por ti, bueno me despido, hasta luego.
-Chao. –dijimos Lucía y yo al unísono.
Después seguimos dando vueltas hasta que encontré un vestido drapeado con cruce de color coral, ese era el vestido perfecto, después de encontrarlo pedimos un taxi para que nos llevara a casa. Miré el móvil y estaba llena de mensajes de whatsapp pero me fije en un nombre en especial, el de Asier… ese chico me llevaba volviendo loca desde el invierno, había ido a pasar las vacaciones de navidad de convivencias y ahí fue donde le conocí. Era el mítico chaval que te quedarías mirando por la calle pero nunca te atreverías a saludar. En su caso la apariencia engañaba y bastante, vestía de marcas y se mostraba prepotente con la gente que no conocía. Pero no era más que un escudo de defensa que ocultaba a un chaval de 17 años incapaz de hacer daño a una mísera mosca. Perro ladrador poco mordedor. Era rubio de ojos enormes y color acaramelado y que decir de su sonrisa… era espectacular.
En el whatsapp ponía:
Hola Tamara hacía ya demasiado que no hablaba contigo una semana o más, no puede ser ¿qué pasa ya me has cambiado? Nada es broma espero que te lo pases muy bien por la mañana que a partir de por la tarde ya te garantizo yo que sí. Besos y felicidades preciosa que no me he olvidado de mi castaña favorita ni de tus ojazos grises.
Se le enseñé a Lucía ella estaba al corriente de todas las duda e inseguridades que tenía.
-¿Y al final que vas a hacer?
-Voy a pensar con el corazón.
-¿Qué?
-Que me voy a dejar llevar.
-¿Eso quiere decir que te quedas con…?
-Me voy a quedar con el que me hace temblar cada vez que hablo con él, con el que me pongo nerviosa cuando me toca y hace que aparezcan todas esas mariposas en mi estómago.
-Cuando te pones poética no hay quien te gane pero sigo sin saber tu elección.
-Ni la sabrás antes que él.
-Soy tu amiga tengo privilegios.
-Ya pero no son tantos.
-Te odio.
-Me amas.
-Es verdad.
Me había aclarado el día anterior, mis sentimientos eran inconfundibles estaba enamorada, hasta las trancas. No me quitaba su nombre de mi cabeza y, aun que, intentase ignorarlo, anteriormente había conseguido aclararme y darme cuenta de que lo sentía era el sentimiento más puro y grande que existe. Era mi motivo para sonreír. Mi móvil comenzó a vibrar, alguien me llamaba.